Lo volví a leer para documentarme y me di cuenta de que la memoria es muy selectiva y que el relato no era como yo lo recordaba, sino que tenía bastantes más elementos. En concreto, las torturas por las que pasa el protagonista son varias, no únicamente la putadica de estar atado a un potro y un péndulo con una cuchilla bajando lentamente.
Genial, porque todo eso me dió mucho más juego para la historieta, y de ahí partió la idea que estructura el tebeo. ¿ Quién era el que vigilaba al preso y cambiaba las trampas? ¿ Cómo se sentiría al ver que el maldito, en vez de morirse, escapaba una y otra vez del peligro? Imagino a un pobre carcelero asalariado tratando únicamente de cumplir con su trabajo.
En el blog de la revista podéis ver, además de esta misma página que os pongo, avances de las historietas de los demás autores que colaboran en este número. Y aquí un mini making of: el lápiz de la página:
Ahora, espero impaciente que salga la revista y que ningún fan acérrimo de Poe me odie.